Descubre Biodanza

Danzar la Vida

Biodanza es un sistema de integración de lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos, que nos permite re-aprender funciones originarias de la vida. Está basado en vivencias inducidas por el movimiento, la música y las situaciones de encuentro en grupo. Biodanza permite desarrollar nuestros potenciales afectivos y de comunicación que nos conectan con nosotros mismos, con los semejantes y con la naturaleza.

En una sesión de biodanza se genera una representación simbólica de la vida donde hay unas pocas cosas dadas, como la música, algunos de los ejercicios, algunas normas, y después, todo es un suceder de acontecimientos iguales a los que pueden suceder en la vida real: juegos, encuentros, abrazos y despedidas, caminar por la vida, relacionarte con otros, ratos para estar solo, ratos para compartir. En biodanza es básico el grupo, que simbólicamente representa la familia o la tribu, y cuando un grupo se mantiene en el tiempo se siente seguridad, se viven acercamientos y conflictos, nuevas incorporaciones y despedidas, duelos y celebraciones, eventos que van marcando la marcha de la vida, como la llegada de las estaciones, y se profundiza en las relaciones, llegando a tocar cada vez fibras más profundas de nuestro ser. Como nuestro inconsciente no distingue entre los hechos del pasado o los del presente, las vivencias positivas que tenemos en biodanza se nos graban también y nos ayudan a resolver nuestros bloqueos, ya que nos aportan los elementos positivos que tendría que tener nuestra vida cotidiana y que a veces no tiene, además de permitirnos hacernos conscientes y volver a sentir nuestros traumas del pasado dándonos la posibilidad de irlos resolviendo. Biodanza nos “cura” desde nuestra parte sana. Biodanza es una herramienta muy poderosa de crecimiento personal que complementa muy bien a otras terapias. Para avanzar en tu proceso de crecimiento personal biodanza te ofrece la posibilidad de conectar con tu cuerpo a través del movimiento y, de esta manera, tener una puerta abierta con tu verdadera naturaleza y con las partes de ti que tienes que trabajar. Al comienzo de una sesión hay músicas y ejercicios con juegos divertidos y animados que nos recuerdan a cuando éramos niños y jugábamos, conectándonos con nuestro lado más emocional. Con el movimiento y con esos juegos entramos en vivencia, acompañados por la música. A medida que avanza la sesión, los ejercicios se van haciendo más relajados e introspectivos lo que nos permite conectar con nuestro interior. En toda la sesión hay contacto físico, en formas sencillas como cogernos de las manos, tal y como lo hacíamos cuando éramos pequeños de nuestros padres o abuelos; también hay abrazos y caricias, siempre desde una concepción estricta del respeto, a uno mismo y al otro.

A veces estamos tan desconectados de nosotros mismos que no nos damos cuenta de lo que estamos viviendo. Si se practica biodanza de manera regular se producen cambios en la forma de movernos y en nuestro estado psicológico, porque cuando el insconciente recoge información que le hace sentir bien, la integra de una forma rápida. Frente a otras terapias que son difíciles o más duras, en biodanza te vas quitando bloqueos y casi no te das cuenta. Si le pones consciencia a las emociones, los recuerdos, las sensaciones y patrones que se despiertan cuando entras en vivencia, tienes ahí una oportunidad excelente de mejorar tu vida y crecer.